martes, 22 de mayo de 2007

La mente de un pájaro

Siempre he pensado que el hombre subestima completamente las capacidades mentales de muchos animales. He tenido animales que me han sorprendido demostrando que comprendían cosas que yo daba por hecho que estaban fuera de sus capacidades. Hoy, fisgando en la Wikipedia, me encontré con una historia increíble.


Se trata de Alex, un loro gris africano de 30 años con el que la doctora Irene Pepperberg lleva 29 años trabajando. Hasta ahora sabe contar hasta 6, distinguir entre forma, color y material de un objeto, entiende el significado de alrededor de 100 palabras y... ¡está aprendiendo a leer! Y como es un loro gris, y los loros grises tienen tanta facilidad para aprender a hablar, todo esto lo demuestra hablando.


Por ejemplo, si le enseñan un objeto y le preguntan de qué color o material es o qué forma tiene, Alex contestará correctamente. Y también sabe decir cuál es la diferencia entre dos objetos distintos (y si son iguales y le preguntan cuál es la diferencia, contesta que "ninguna"). Si se le pregunta cuántos objetos de un color o material determinado hay sobre una bandeja, dará la respuesta correcta un 80% de las veces (y muchas veces los fallos son atribuibles a que los loros no ven los colores como nosotros, sino un poco desplazados hacia el ultravioleta, o a que no distinguen bien algunos fonemas). Aprendió espontáneamente el concepto numérico "cero". Y cuando se cansa de que le pregunten cosas, dice "me voy"; y si el investigador se enfada, Alex se disculpa diciendo "lo siento". Si dice "quiero plátano" y le das una nuez, se te quedará mirando fijamente, o volverá a pedirte el plátano, o cogerá la nuez y te la tirará a la cara.



Me ha fascinado tanto la historia de Alex, que acabo de comprar en Amazon el libro de Irene Pepperberg The Alex Studies. Cognitive and Communicative Abilities of Grey Parrots en el que cuenta todo su progreso con el yaco. ¡A ver si consigo yo que Tinguaro aprenda a contar! xD


Ya en serio, sería fantástico descubrir que podemos llegar a cierto nivel de comunicación y entendimiento con algunos animales. Creo que no nos sentiríamos tan solos como especie ni tan apartados del resto de la naturaleza si lo consiguiéramos. Puede que no sea más que una utopía loca, pero creo que el mundo cambiaría para nosotros.


Para quienes queráis saber un poco más sobre el tema, os recomiendo que pinchéis aquí y aquí.

jueves, 10 de mayo de 2007

Watashi wa friki desu

O, en otras palabras, "soy friki". Aunque sería más apropiado decir Watashi wa totemo friki desu ("soy muy friki"). Siguiendo con la tónica que corresponde invariablemente a estar en plena época de exámenes, he encontrado una distracción nueva: aprender japonés en los ratos libres. Veréis, es que después de ver 232 capítulos de Naruto en versión original, pues me picó el gusanillo. Y claro, hay un límite de aprendizaje al que se puede llegar simplemente con ver anime subtitulado. Aprendí a decir "morirás" (shiné), "te voy a matar" (korosé), e "idiota" (baka). Con lo cual, pensé, ya puedo ir a Japón a hacer amigos, ya que puedo construir la frase Korosé, baka, shiné! (También aprendí que Itadakimasu significa "que aproveche", pero eso no es tan útil ni de lejos).



La verdad es que me encanta aprender, y aunque quizá con esas tres palabras podría tener la vida resuelta en Japón, me supieron a poco. Le tengo ganas al japonés desde hace bastante tiempo; es un idioma que siempre me ha llamado mucho la atención. Así que me dije: pues vamos a buscar un cursillo en internet, que seguro que hay alguno. Y efectivamente. Encontré una página llamada Nihongo que, en 16 lecciones no muy extensas, te da los rudimentos del idioma (por ejemplo, ahora ya sé que Nihongo significa "en japonés", porque Nihon es Japón y -go después del nombre de un país indica el idioma que se habla en dicho país). Está genial. Tiene archivos de audio para escuchar las palabras y todo.


Por el momento he llegado hasta la lección 5, porque en la 6 ya meten la escritura japonesa, y creo que voy a tener que dedicar un tiempo a aprenderme los alfabetos primero (aunque se pueden ver con el alfabeto romano, pero para qué vamos a ir a lo fácil cuando podemos complicarnos la vida, ¿verdad?). Que qué cachondos son estos japoneses. Tienen 3 alfabetos distintos que utilizan simultáneamente cuando escriben, y menos mal que el Hiragana y el Katakana son silábicos y están dentro de unos límites razonables (aun así no les bastaba sólo con uno, no). Los kanjis, esos castillitos tan monos que representan una idea, son otra cuestión. Tienen como 50.000 distintos. Y ya cuesta aprenderse uno... El otro día estuve mirando un diccionario de kanjis por curiosidad y casi me da un patatús. Menos mal que no tengo ninguna intención de estudiármelos (de momento). Y hablando de diccionarios, encontré otro español-japonés que tiene una pinta estupenda.


Pero bueno, la verdad es que con 5 leccioncillas ya he aprendido un montón de cosas (tendré que repasarlas para que no se me olviden). Por ejemplo, no se utilizan las exclamaciones. La forma correcta de la frase de arriba sería Korose, baka, shine yo, porque los japoneses utilizan yo para exclamar y ka para preguntar (para decir "¿qué es esto?" dirían kore wa nan desu ka). Y he aprendido a contar hasta 1000. Y un montón de palabras (Ohayou Gozaimasu, que significa "buenos días por la mañana temprano", es una de las expresiones que más me gustan). Y me sé la obra y milagros de Waatamanu-san (el Sr. Waterman). Es cachondísimo lo que hacen con los nombres: Miraa-san (Sr. Miller), Kaatan-san (Sr. Cartin), Mearii-san (Sra. Mary). Y "ordenador" se dice... konpyuutaa (!!)


En fin, que es muy entretenido. La única pena es que voy a tener que hacer una pausa en el aprendizaje, por lo menos hasta el examen del lunes, porque tengo mucho que estudiar (es una lástima que la carrera no sea tan divertida como esto). He echado la solicitud para alemán y japonés en la Escuela de Idiomas para el año que viene, a ver qué pasa.


さようなら, BABIES!

miércoles, 2 de mayo de 2007

Crónica de una batalla


Calle La Palma, 3:30 AM.


Pocas veces en mi vida he pasado tanto miedo. Estoy tan alterada que no puedo dormir, así que voy a desquitarme con el blog (esta semana mi compi me ha dejado sola y no tengo con quién hablar).


Vivo en un segundo piso en la calle de La Palma, por la zona de Tribunal (prácticamente en la plaza del 2 de Mayo). Estoy acostumbrada a cierto jaleo por las noches los fines de semana, e incluso a tener que utilizar tapones para los oídos de vez en cuando. Estos días, al ser puente y esas cosas, también ha habido mucho movimiento. Pero lo que está pasando últimamente no es normal. Ayer incluso vino la policía a dispersar a la gente, y la noticia ha salido en el periódico, porque montaron una muy gorda. Pero, al parecer, se quedaron con ganas de más, y esta noche vinieron a por la revancha.


La pelea ha sido más ensañada que la de ayer (con mala saña, nunca mejor dicho). Casi como un segundo Levantamiento del 2 de Mayo, pero sin Bonapartes. Han volcado los contenedores que hay en la esquina (esos tan fabulosos para poder reciclar por los que mi compi y yo nos habíamos puesto tan contentas), y se han dedicado a lanzar botellas por los aires hasta que han llegado los antidisturbios. Yo estaba asomada a una ventana (no me atreví a asomarme al balcón, y menos mal), observando atónita cómo los portales y los contenedores eran utilizados a modo de trincheras por los policías y algún periodista (y por algunos paisanos poco afortunados que quedaron atrapados en tierra de nadie). Todo lo que había en los contenedores estaba esparcido por el suelo y alguien le había prendido fuego.


Y, de repente, una botella se estrelló contra el marco de mi ventana (!), a escasos centímetros de mi cabeza (!!). Ni me había imaginado que eso podría suceder (para empezar, las unidades de artillería pesada estaban, pensaba yo, demasiado lejos como para que me alcanzara el fuego). Después de eso, sin poder creerme todavía lo que estaba pasando, metí la cabeza dentro y cerré la ventana (no antes de que otra botella se volviera a estrellar peligrosamente cerca de mí). La foto que encabeza esta crónica casi me costó un disgusto serio... Luego se escucharon unas cuantas explosiones, supongo que de algún artefacto de los antidisturbios (según mi experiencia -cinematográfica y televisiva-, no parecían disparos), aunque yo estaba temblando lejos de la ventana intentando recuperarme del shock, así que no sé de qué se trataba exactamente.


Ahora parece que las cosas se han calmado un poco, aunque aún se escuchan cánticos distantes diciendo "policía asesina", "a las barricadas" y cosas por el estilo. No sé cuál fue el desencadenante de la batalla (estaba intentando dormir cuando empezó todo, tanto ayer como hoy). Tampoco creo que aun sabiéndolo fuera capaz de entenderlo. Supongo que es uno de los encantos que tiene vivir en Malasaña, Madrid.


Sólo me alegro de no haber aparcado el coche en mi calle (no ha quedado un solo retrovisor sano), y espero haberlo hecho lo suficientemente lejos como para encontrármelo entero cuando vaya a por él. Visto lo visto, he decidido que en el futuro estableceré un radio de seguridad para la zona de aparcamiento.


Supongo que mañana la noticia saldrá en la tele y en los periódicos, ya que unos cuantos periodistas (aparentemente surgidos de la nada) grabaron y sacaron fotos de todo. Quizá mañana preste atención a los medios de comunicación, a ver si descubro por qué ha pasado todo esto. Y rezaré para que no vuelva a pasar... Porque, si se convierte en una costumbre, vamos listos.


Y yo que quería ponerme a estudiar temprano por la mañana.

martes, 1 de mayo de 2007

Tinguaro y Nefertiti


Os presento a mi pareja de cotorras ninfa (nymphicus hollandicus): Tinguaro y Nefertiti. Llevan ya unos cuantos años conmigo, y la verdad es que se les coge mucho cariño. Estos pájaros son tan inteligentes que casi es como tener un par de perritos. De hecho, Tinguaro obedece cuando le dices "ven aquí" (aunque lo del "sit" todavía no lo domina). Además de eso, sabe silbar la Marcha Imperial de la Guerra de las Galaxias (increíble pero cierto; a ver si un día de estos le hago una buena grabación y lo subo al Youtube) y una de las canciones que cantamos en el coro y que le enseñó nuestro director un día que vino por casa. Aunque a Tinguaro le encanta la gente, Nefertiti es un poco más recelosa y no se va con cualquiera (ya le cuesta mucho posarse en mi mano, aunque lo hace si tengo un poco de paciencia). Tampoco silba (las hembras de esta especie son bastante silenciosas), pero aun así tiene su encanto. Ninguno de los dos se deja acariciar (es lo único que les reprocho), aunque tuve hace tiempo una hembra (Nivaria) que sí que lo hacía, y no es raro que lo hagan si hay confianza suficiente con el dueño.


El caso es que esta mañana, cuando he ido a limpiarles la jaula, he visto que Nefertiti había puesto un huevo. La teoría dice que, aunque se tenga una pareja en una jaula, no habrá puesta si no tienen un nido a su disposición; así que, como no tengo sitio suficiente para que críen, nunca les pongo nido. Pero parece ser que eso se queda sólo en una teoría, porque no es la primera vez que Nefertiti pone huevos en el suelo de la jaula. Como no es el lugar adecuado, no suele incubarlos, así que los pollos no se desarrollan. Esta vez he intentado hacerles una especie de nido, a ver si los sacan adelante, aunque de momento no veo yo a Nefertiti muy por la labor de ponerse a incubar. Me da mucha pena, y si fuera más sencillo, probablemente me encargaría yo de la incubación; pero una incubadora es bastante cara (incluso aunque sea una incubadora casera).



Así que sólo queda esperar que esta vez sea distinto y que a Nefertiti le salga de repente un arrollador instinto maternal, porque si no la historia acabará como de costumbre: con los huevos en la basura. Ay, qué dura es la vida...